jueves, 26 de enero de 2012

Viaje a la luz

Crujen la tierra y las piedras
por el temblor de la inmensidad,
de lo que no puede ser dimensionado.

El infinito empieza en el borde del pino,
en el pellejo de sus raíces, y termina allá,
hasta donde llega la vista,
donde se fusionan las nubes grises,
se conectan como si el día lo hubiese querido así,
se baten fuerte hasta abrochar el sello de su encuentro
con un moño en el centro.

Puede que ese enjuague de colores oscuros sea el este,
que este frío ensordecedor venga del norte
que África y América no se vean desde acá.

La tierra se ve tendida a la sombra de un palacio teñido de oro,
el corazón de toda Europa.
Todo a su alrededor se ve tan rídiculo,
tan desértico y agrio que golpea veloz en el vientre.

La perfección desborda y quiebra nuestros ojos, frágiles,
traspasa las corazas... nuestras armaduras,
se zambulle y recuesta en el lago para usarlo de espejo.

Fragmentos del palacio se agitan revoltosos en mi memoria,
las casas bajan desfilan ante mí cuando las miro desde el vagón
al regresar.

martes, 24 de enero de 2012

Tan lejos

León agazapado en la jungla del fondo de tu casa del Gran Buenos Aires,
la vida late como las muñecas sujetando al resto del cuerpo.
Se respira una atmósfera que absorbemos igual que el humo
que circula entre todos nosotros.

El cielo violeta con nubes blancas casi cubre las paredes
que transpiran alegría y cansancio,
las luciérnagas nos ayudan a reconocer nuestros ojos
encendidos por el fuego de la noche por venir.

Hace seis horas nos dijimos hola en este caserón
generoso y amplio como un planeta,
pero parecen seis días y en el fondo lleno de plantas y árboles
sentimos que se puede ver el final del horizonte, que pide
que lo vayamos a buscar.

miércoles, 18 de enero de 2012

Puño en alto

Sonríe el guerrero
por el deber cumplido.
Un pie que es como una bota ya,
firme al pie del desafío,
el viejo y el nuevo.

Salud!, piensa y dice a los suyos,
que también le dicen.
Salud le haría falta al guerrero agotado,
extenuado, que igual brinda y sonríe.

Mal dormido, mal despierto,
mal comido, por una épica sin principio ni fin,
levanta un brazo, como un mástil ya,
flamea una bandera que son muchas.

domingo, 15 de enero de 2012

Orilla y vereda


Quisiera tener un barrio
Lo confieso
Un barrio para mí y mis vecinos

Pasar las horas en esas calles
perdiendo el tiempo
jugando y riendo

Donde el sol se recorta entre el cemento y el verde
hay lugar para los juegos, las fantasías infantiles
Imaginar y correr
Bicicleta y pelota

Andén, vía, vereda y cordón
De la barranca al río y de allí al almacén
que el sol recién se acuesta y la noche aún no comienza

Al oeste, al norte, al sur
el suburbio es rico en historias
Vivencias diarias, salpicadas de sudor y energía

Pinceladas que piden permiso
las de un capitalino
que al cruzar hacia el conurbano siente cierta épica modesta

miércoles, 11 de enero de 2012

Guerrero que sonríe

Siempre de excursión,
en plan aventurero,
removiendo tus entrañas como ramas


Cada una de tus fibras advierte
el ritmo, el calor
en cada una late la intensidad,
rebota la épica de la vivencia.


Hoy era de mañana, un buen horario
para pensar y frenar, y pensé frenando que
los días pasan sin parar sin que nadie pueda
frenarlos ni frenarse a ver lo que pasó y fue
grato, emotivo, singular.


Aún en momentos de alegría,
la imagen es la de un guerrero trepando,
sus rodillas flexionadas temblando por el esfuerzo,
crujiendo como las hojas y las ramas a sus costados,
exigidas por una escalada titánica,
que a pesar de todo da placer.


El guerrero es de esos que escribe
con todos los acentos al revés,
pero sabe y le dicen, y necesita
que le digan que va bien rumbeado.


Y agradece él a toda la gente
que lo inspiró sin querer,
sin saber.


Guerrero, titán, soñador, sonriente,
se le dibuja una sonrisa mientras lucha.

sábado, 7 de enero de 2012

Subir y bajar

Hondo es el suspiro de la mañana
antes de salir
La ciudad espera ansiosa
para devorar
con su rutina de cuerpos
autos, ruidos, distorsión

Es un enjambre que se mueve
seguro y obediente
Estoy esperando el momento
para sonreír
La única certeza
es esta rutina demente
Perdido entre la gente
al menos sé donde voy

Hondo es el suspiro al atardecer
cuando creo que todo terminó
Y me recuesto en un colchón de nubes
sin nada a mi alrededor
De reojo espiando a la multitud
que se dispersa nuevamente
para regresar

miércoles, 4 de enero de 2012

El rugido

Nunca rugimos bien fuerte
La rutina nos apagó
La bandera sobre los hombros, raída, deshilachada, trapo sucio

Frente marchita
Cargando estigmas
Hay esperanza, tiempo y confianza

Ebullición
Rienda suelta al sacrificio
Mientras, un espejismo nos maniata