Nada de lo que dibuja tu pluma traza un
surco en los días,
así se pierden tus ojos en el celeste
del cielo,
solo hay preguntas incómodas.
Contempla el ambiente
como en busca de refugios físicos,
escondites para sus manifiestos
internos.
Combates estelares incontrolables
en sus entrañas.
No nos importa nada más
que aquello que podemos percibir
y advertir con evidencias,
que se choca con nuestros ojos.
Lo que está en juego es la verdad.
***
Mi miedo no es el mismo que el tuyo
Mi miedo no es el tuyo
Se abre una herida a dos brazos.
Quisiéramos que la realidad fuera
distinta.
¿Cuál
es la batalla que das?
No
es necesario mimar al esclavo
haciendo
notar la mugre y la sangre
de
sus rodillas.
Lo patético de cierta indignación,
de
cierta complicidad previsible.
Desde dónde se discute el mundo,
desde dónde se lo acribilla
¿No es desde balcones, terrazas,
árboles?
Cada
uno huele su propia mentira.
No hay comentarios:
Publicar un comentario