Así como se dijo
en un momento
que lo que estaba
en juego
era la verdad,
hoy está en juego
el discernimiento,
la valoración
de los hechos.
Y detrás de cada
pista
interpretada,
se encuentra la
verdad
de cada quien.
Cada quien huele,
explora
según su olfato
lo guíe,
interpreta,
discierne,
valora,
y postula la
verdad.
La suya.
Así las cosas,
hay verdades
que dichas más
fuerte,
podrán hacer
temblar
a las otras,
hasta convertirlas
en mentiras,
en falsas
verdades,
o, pero aún,
en errores.
La tierra tiembla
con cada verdad.
Con cara de verdad.
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