El pasado ya no es
ni diablo ni dios
para mí.
El pasado es tan solo
un transcurrir
que me trajo hasta aquí,
y desde aquí voy.
Enfundado en
inquietudes y obsesiones
de las buenas,
en ropajes conocidos,
y otros novedosos
hasta excéntricos
que ayudan a llevar
puesto
y dignamente
este presente perpetuo.
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