Ya
te dije que me arden los ojos cuando te miro.
Arden
con placer.
Una
de las cosas que más me gusta es cómo desafía a la verdad.
La
contorsión de tu cuerpo
en
el redil.
La
intensidad de nuestros egos será quizás la frutilla agria
en
la montaña de nuestra historia.
Defiende
su soberbia con acciones.
Sostiene
su elegancia entre una genialidad y otra.
Cualquiera
que le permita desplegar su juego...
Las
fronteras de la tolerancia suelen ser inciertas.
Estoy
por partir. Voy a cruzar cielo y mar.
Tengo
que hacer todo lo que deje tranquila a mi alma.
Alguien
está amando a alguien en este momento...
¿O
todo era para evitar el miedo?
Me
gustaban también ese misterio
y
esa serenidad...
Serena,
si el piso no se cae.
No
tiene sueños, no tiene premios, no hay consuelo...
“Hay
que pasarla bien, ya no estamos para epopeyas”. No sé qué dijo mi
voz,
ni
qué dice.
Existe
el riesgo de que queden voces sin portadores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario