La siguiente entrevista al músico Juan
Quintero fue publicada solo parcialmente en la revista Área Urbana.
En este posteo, el diálogo completo.
“Hay gente que le canta
a su lugar desde un lado muy genuino”
Se formó académicamente y es Profesor
de Audioperceptiva y Solfeo y Profesor Superior de Dirección Coral,
egresado de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional de
La Plata, aunque dice que su primera escuela fue el entorno familiar
y de amigos en el que se cantaba y guitarreaba hasta tarde, en su San
Miguel de Tucumán natal. Y si bien ha sido premiado más de una vez
como revelación del folclore, podría decirse que Juan Quintero hace
rato dejó de ser novedad, tanto por su rol en Aca Seca Trío como
junto a su mujer, la cantante Luna Monti. La pareja editó en 2013 el
álbum Después de usted, que
combina composiciones propias con originales versiones de canciones
populares de autores tan reconocidos como Juan Falú, Juan Enrique
“el Chango” Farías Gómez, Gustavo “Cuchi” Leguizamón y los
hermanos Pepe y Gerardo Ábalos, entre otros.
“Arrancamos a hacer este disco en
julio de 2012. Cuando cerró la idea, cuando se definió, tuvimos
claro que iba a llevar mucho esfuerzo, no solo por el trabajo sino
también por lo económico. Pero necesitábamos hacerlo, había un
pulso interno que nos decía eso. Arrancamos con energía y por
suerte fue recibido así, lo percibimos al tocarlo en vivo. Estamos
muy agradecidos por esa recepción, hace sentir que la música corre
y fluye naturalmente, es como abrir la puerta y que te llamen”,
dice.
¿Desde el primer momento lo
pensaron como un disco con versiones y homenajes a la historia del
folclore argentino?
Sí, y hay mucho de homenaje, es
cierto, aunque desde nuestra óptica, claro. En cierta forma también
hay, para quienes saben reconocer y están familiarizados con el
folclore, ciertos guiños que dejamos con respecto a alguna versión
del pasado. Buscamos reconocer con alegría que uno está nutrido por
un montón de gente que ha abierto nuevos horizontes, que nos ha
habilitado otra manera de ver, de pensar el mundo, de sentir las
cosas. Eso es maravilloso.
¿Se puede hablar de una fraternidad
especial en el folclore, al haber tantas versiones, reconocimientos y
encuentros entre músicos?
Sí, pero siento que no es tan solo por
el lado del cariño que se da el querer grabar o compartir el
escenario con colegas. En este disco, y pasa a menudo, veo que va más
allá de la fraternidad, es algo maravilloso, y responde a una
necesidad de experimentar, ¿por qué no? Existe y celebro la
hermandad, la solidaridad que se da en la música popular, que
habilita un montón de cosas, hace que el producto sea realmente
genuino, porque se hace con ganas, pero a veces no hace falta
encontarse para que se produzca una unión.
Hay puentes generacionales...
Así es. A veces no hay ningún otro
tipo de relación más que la obra, que es la que genera esa unión.
Me refiero a referentes como (Juan) Falú, (Rodolfo) “el Chacho”
Müller, (Gustavo) “el Cuchi” Leguizamón y (Manuel) Castilla.
¿Qué evocás de San Miguel de
Tucumán y el vínculo con la música durante tu infancia y
adolescencia?
Viví
en San Miguel hasta los 18 años, cuando fui a estudiar a La Plata.
Mi vínculo con la música siempre ha sido muy cotidiano, muy
natural. Mis padres integraban un coro, así diría que ese contexto
me marcó desde antes de nacer. Por otro lado, tenía amigos muy
ligados al ámbito de las peñas, las guitarreadas, reuniones y
trasnochadas, en las que todo el mundo cantaba. Fue una escuela muy
importante, si bien nadie me dio una clase ahí aprendí algunas
cosas que yo considero importantes, como el respeto por lo que está
expresando el otro. Eso quedó muy grabado en mí.
¿Y a los 15 arrancaste con la
guitarra?
A los 14. Pero venía, como te digo,
nutriéndome de música desde bebé. Mi mamá no podía dejarme con
nadie y me llevaba a los ensayos. Nunca me costó animarme a largarme
con el instrumento; sí cierto pudor porque en el entorno había
gente que tocaba muy bien, un caso es Juan Falú, que era cercano a
la familia. Los hermanos (Pepe y Gerardo) Núñez también. Hubiera
sido fácil amedrentarse. Pero también el respeto a lo que cada uno
tenía para decir ayudado, ellos habilitaban. ¿Quién va a tocar la
guitarra estando Juan Falú presente? Pero justamente ellos
propiciaban eso, que cada uno hiciera su ofrenda. Llegaba gente que
tocaba con mucha menor destreza, componían menos que Pepe o Gerardo,
pero todo se recibía con respeto y cariño. Por eso no me fue
demasiado difícil, hablo de gente maravillosa.
Lo que menos querían era inhibir...
Por supuesto.
¿Cómo percibís cierta costumbre
del folclore por hacer referencia al lugar de origen, como un
elemento central de la identidad?
No sé si se da siempre. A mí no me
gusta mucho el folclore paisajista, que hay mucho. Hay gente que
habla de su lugar desde un lugar muy genuino, de corazón, y
artístico, ahí yo me saco el sombrero, pero hay otras expresiones
que a mí no me gustan tanto: hablan de Tucumán, de las variedades
de comida, de los tipos de empanadas, cómo se hacen las empanas, es
un perfil turístico-paisajístico, y yo con eso me aburro. Sí creo
que tratamos de mostrar lo mejor de nosotros, es normal, tiene que
ver con hablar de nuestro lugar al relacionarnos con los otros, con
recomendar ciertas cosas, pero no tanto en la música, en las letras.
En tus distintos proyectos las
letras parecen referir más a lo humano en general, a lo existencial.
Sí, pero de todas maneras no es algo
que yo descarte del todo lo otro. Recuerdo esa hermosa zamba: “Un
violín gemidor / Junto a un bombo legüero / Y un viejo arpero /
Nostalgias me traen de ande soy...” (N.: Zamba de mi pago,
de Los Hermanos Ábalos), que habla todo de Santiago, y a mí eso me
emociona profundamente. Tal vez con una leve modificación de las
palabras y siempre de acuerdo a la interpretación de cada persona se
vuelve una cuestión puramente turística. Es un filo, una línea muy
sutil. Y es una opinión mía, a mí no me gusta ese estilo.
Además ocurre a veces que uno no
puede racionalizar y encontrar el por qué algo no le gusta, tal vez
una voz, una entonación lo conmueve y en otro caso no.
Sí, totalmente.
¿Cómo es tu relación con la
música, como oyente, cuando estás en tu casa?
Busco por lugares muy disímiles, o que
uno toma como disímiles porque por ahí son folclores de otro lugar.
Hay algo en el sentir de los folclores de los distintos países que
los hace hermanos, pero por ahí suena totalmente diferente. Se usan
compases rarísimos, las afinaciones son otras. Con esas escuchas lo
que se busca es tratar de cambiar rotundamente la percepción de la
música. Escucho mucha música afín a nosotros, los colegas dejan
sus discos, hay recomendaciones, circula mucha música popular
argentina. Y cada tanto, por recomendación o búsqueda, me voy hacia
algún lugar muy lejano: música clásica o pop, para airear un poco
la oreja.
De las propuestas nuevas y jóvenes,
¿qué te ha sorprendido más últimamente?
Te pondría nombrar a tres, si bien me
quedo corto. Nahuel Pennisi es un gran intérprete e instrumentista,
y compone muy bien; Agostina Elzegbe compone bellas canciones y toca
muy bien la guitarra; Ignacio Vidal compone canciones tremendas, toca
junto a la catamarqueña Nadia Larcher. Me gustó mucho descubrirlos.
Se ve, sobre todo en Aca Seca, un
rescate de ritmos folclóricos y a la vez la intención de
experimentar y de mezclar con otros géneros...
Yo trato de no definirlo con esas
palabras. La experimentación sin dudas se da, pero yo no siento que
mezcle, sino que incorporo. Por ejemplo: estuvimos compartiendo
tiempo con amigos españoles, que hacen música tradicional española,
pero son muy viajados, han estado por Senegal, la India, y muchos
lugares. Uno de ellos es percusionista, y tocan una seguidilla
española, y de repente le meten un toque que es netamente senegalés.
La raíz quizás es la misma y uno no lo sabe, entonces es más
incorporación que mezcla. No se trata de cajones que se colocan
dentro de otros, sino que tal vez hay vivencias que se dejan pasar y
que luego se toman. Podemos estar hablando de fusión pero una en la
que ambas cosas dejan de tener su identidad anterior y pasan a ser
algo nuevo, que también puede considerarse folclore.
¿Qué presentaciones en vivo hay
previstas para 2014?
Hay un viaje planificado a Estados
Unidos con Aca Seca, para tocar en Carolina del Norte a fines de
mayo, y uno con Luna a Alemania, donde tocaremos en Frankfurt durante
junio. Seguramente se concreten presentaciones en otros lugares de
Europa. A su vez, es probable que haya unas pocas actuaciones con
ella en la ciudad de Buenos Aires y algunas en distintas provincias
argentinas, algo que tenemos pendiente.
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