martes, 24 de enero de 2012

Tan lejos

León agazapado en la jungla del fondo de tu casa del Gran Buenos Aires,
la vida late como las muñecas sujetando al resto del cuerpo.
Se respira una atmósfera que absorbemos igual que el humo
que circula entre todos nosotros.

El cielo violeta con nubes blancas casi cubre las paredes
que transpiran alegría y cansancio,
las luciérnagas nos ayudan a reconocer nuestros ojos
encendidos por el fuego de la noche por venir.

Hace seis horas nos dijimos hola en este caserón
generoso y amplio como un planeta,
pero parecen seis días y en el fondo lleno de plantas y árboles
sentimos que se puede ver el final del horizonte, que pide
que lo vayamos a buscar.

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